Durante los pasados 5 años, los apicultores de Estados
Unidos han visto mermar la población de abejas en un 30% anual debido al
“trastorno del colapso de las colonias”, fenómeno mundial que consiste en la
abrupta y misteriosa desaparición de colonias enteras. Igualmente, dependemos
del fitoplacton, sin el cual no tendríamos peces. Y sin lombrices que airean el
suelo, obtendríamos menos cosechas. La extinción de estas especies cruciales
haría escasear la comida, y el hambre engendraría violencia y disturbios. La
contaminación, la superpoblación, la explotación incontrolada y de los recursos
naturales, la destrucción de los hábitats y el cambio climático contribuyen a
que las especies animales se extigan a un ritmo quizás mil veces superior al
natural.
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